miércoles, 12 de junio de 2013

La inseguridad

La inseguridad es la probabilidad que tiene una persona de perder un bien reconocido como tal por nuestro ordenamiento legal. Por ejemplo, la vida, la propiedad, la integridad física.
La Constitución establece los lineamientos generales y es el Código Penal quien los agrupa sistemáticamente y los protege imponiendo una pena a quien nos prive (o en algunos casos, intente privarnos) de cualquiera de esos bienes. 
La seguridad significaría la certeza de que nadie es privado de algún bien o de una sociedad sin conflictos de ningún tipo. Un país seguro, es decir, sin gente privada de ningún bien y con una sociedad sin conflictos; no tendría necesidad de contar con un Poder Judicial y tampoco, en tal caso, con leyes de ningún tipo. 
Lamentablemente o afortunadamente, según como se lo vea o se piense, la realidad del mundo es otra: la inseguridad es un hecho y la seguridad un ideal. 
Por eso, toda sociedad y todo gobierno deben de luchar por acercarse lo más posible a ese ideal. En esa carrera de cara a acercarse lo más posible a la seguridad, nuestro país no está tan mal posicionado con la cuarta tasa de criminalidad más baja de América luego de Canadá, Chile y EEUU. Este último presenta un índice de criminalidad, según la ONU, de 5.4 al que le sigue nuestro país con 5.5. 
El problema del delito tiene que ver con la exclusión y la desigualdad. Curiosamente, quienes hoy protestan por la inseguridad, son los que se niegan a la redistribución del ingreso y piden que se implanten políticas neoliberales que inexorablemente terminarán perjudicando a los sectores más vulnerables.

viernes, 31 de mayo de 2013

Crisis de representatividad

El otro día escuchaba una radio a la que la gente le dejaba mensajes para ser leídos en el aire y la verdad es que da pena saber que la gente está así: llena de odio. Y que esas manifestaciones sean arengadas a través de comentarios, risas y demás complicidades implícitas.
Tenemos derecho a estar en desacuerdo, pero a la hora de la política, lo que hace valiosa una crítica es hacerla desde la participación, la formulación de alternativas que confronten o que mejoren aquello que no nos gusta, siempre a través de los canales adecuados y respetando las leyes.
Desde hace un tiempo, hay un clima raro en el que pareciera que el rol de las instituciones y los partidos políticos se ejerce a través de los medios y así es como a través de ellos, cierta gente propone todo aquello que no tiene viabilidad política, moral, ni judicial.
Está de moda insultar y denunciar sin pruebas o con algunas, que los que tenemos algún conocimiento en derecho, sabemos que no tienen asidero en la justicia.
Es grave ver que quienes tienen una responsabilidad política e institucional, se limiten a insultar dejando de lado la política y el marco legal, de respeto a la gente y las investiduras, que debe de tener todo funcionario.
A los que prestan o usan un micrófono no les importa plasmar una denuncia en la justicia y es por eso que solo lo hacen a través de los medios, en los que incluso justifican los reveses de sus investigaciones en la justicia.
Obviamente que ésto es así, porque hay mucha gente que consume y quiere consumir eso. Hay gente que cree estar cambiando el país por golpear una cacerola o por sentarse el Domingo a ver a Lanata y la verdad es que se equivocan.
Lanata no logró nada como tampoco lo logró ninguna marcha. Lo que cambiaría la historia o profundizaría los cambios, es la participación política de la ciudadanía.
Hay una crisis de representatividad en la oposición, la gente que no siente afinidad con este gobierno no tiene quien la represente o mejor dicho, sus representantes no han podido traducir en una sola acción política una sola de las tantas exigencias que deben de tener quienes los votaron. Solo se limitaron a ir a la TV y sacarse fotos en las que queda a la vista lo difuso de sus ideologías... ej: Donda con Prat Gay, Binner con Carrió, Moyano con Macri...
Y es que la gente no pide que se junten, como lo van a hacer para estas elecciones: derecha con izquierda (funcional a la derecha), progresistas o socialistas con neoliberales, o pseudo peronistas con personajes como De Narváez... Esa es la exigencia de las corporaciones para que en el congreso o fuera de él, las uniones se traduzcan en leyes o chicanas mediáticas y hasta judiciales, que favorezcan sus intereses. La gente que está en desacuerdo con este gobierno pide acciones concretas, que trasciendan la pantalla de TN, las denuncias mediáticas o la foto entre dos representantes de partidos con ideologías antagónicas plasmando un acuerdo para ir todos juntos "en contra de" y no "en pos de".